La reforma de un piso de 110 m 2 en Madrid, La casa del día después, ha dado la oportunidad a JUNG de contextualizar su gama de mecanismos LS CUBE en un nuevo modelo de vivienda propuesto por el estudio de arquitectura TAKK - mireia luzárraga + alejandro muiño.
En la práctica, La casa del día después es una de las muchas respuestas posibles a una crisis climática con implicaciones que van más allá de la tecnología, para adentrarse en lo que de político y filosófico tiene nuestra forma occidental de estar y ser en el hogar.
Al contrario que en la película homónima, El día después, que es cine catastrófico en estado puro transido de pocas o ninguna esperanza en el mañana, Mireia Luzárraga y Alejandro Muiño —los nombres detrás del estudio TAKK—, plantean en esta vivienda una alternativa en positivo, viable y de futuro.
Pero como no hay mañana sin cambios, en La casa del día después se han introducido algunos muy importantes. Uno de los más significativos es quizá la aplicación de una perspectiva de sostenibilidad energética y medioambiental a la hora de configurar la distribución de la vivienda. En lugar del enfoque tradicional basado en habitaciones y pasillos, se ha aplicado un criterio de gradientes térmicos, más respetuoso con el entorno.
Así, la peculiar climatología bipolar madrileña se plasma en el uso de madera y corcho natural en las áreas más aisladas térmicamente de la vivienda, que son de uso durante el invierno. Mientras que en las de verano se eliminaron aislamientos de paredes, techos y suelos, terminando estos planos con un mortero de cemento de gran inercia que ‘roba’ el calor al aire interior.